BARCELONA CRESPUSCULAR
by Vara
Este poema ha sido escrito en respuesta a una propuesta de artículo sobre Barcelona para una revista digital argentina. Gracias a Crista Smith por la propuesta, aunque como articulista para guías de viajes soy consciente de que no tengo ningún futuro.
La foto la tomé yo mismo en el barrio de Vallcarca.
Barcelona Crespuscular
By Vara (25/05/13)
Barcelona crepuscular estallando en la retina,
Mientras la luz se refleja desde los charcos de agua de lluvia
Que salpican las callejuelas del barrio del Raval,
Donde la sabiduría permanece adormecida
En el poso de los vasos de vino
De los alcohólicos de largo recorrido,
Donde el humo se mezcla con el aroma a humanidad,
Destilado en el vaho que desprenden las historias
Que se cuentan a media voz,
Historias de perdedores ilusionados en cruenta lucha social,
Donde el límite lo pone la propia necesidad
Y el ansia humana de supervivencia.
Barcelona crepuscular estallando en la retina,
Mientras la belleza se refleja desde paredes pintadas con rabia
De artista sin domesticar,
Graffitis como destellos de vida pura en el barrio de Vallcarca,
Donde los antidisturbios actuaron protegidos por el manto de la noche
Para desahuciar unas decenas de vidas a la deriva,
Los nuevos nómadas de una sociedad que busca mostrar
Su cara más amable fingiendo un progreso hipócrita que sólo beneficia
A los habitantes de esas zonas altas,
Que ocultan locales de dudosa reputación,
Más allá de los límites de toda moral conocida.
Barcelona crepuscular estallando en la retina,
Bajo el trazo underground de los dibujos de Nazario,
Reflejando una humanidad que naufraga por las Ramblas
Y acaba refugiándose en la isla natural de la Plaza Real,
Donde los comerciantes de domingo muestran su cara más amable
Y donde el extranjero se refugia para su calmar su sed
Y regalar sol infinito a su lechosa piel.
Suelos y paredes con vida propia donde los desconchones
Parecen esconder miles de historias de mujeres de la vida
Que escapan de mediocridades aparentes
satisfaciendo de forma temporal
la melancolía bastarda de cientos de hombres anónimos
que buscan entre sus piernas el recuerdo de sus almas perdidas;
vidas vacías que navegan entre mares insondables de ojos
que devoran todo lo que encuentran a su paso,
modernismo violento en todas las esquinas,
más allá de aquella vieja portada de Prince en blanco y negro
con la Sagrada Familia de fondo;
suburbios fagocitados por los objetivos de las cámaras fotográficas
y un funicular que te aleja del centro y te permite contemplar la majestuosidad
de una ciudad que nunca duerme,
con la excelencia visual de una torre Agbar que muta de color
en noches ciegas,
la innovación arquitectónica de la torre Mapfre,
de la desbordante belleza histriónica de las torres de la Sagrada Familia,
con la visión de la espalda encorvada del hotel Vela
con un agua marina que le lame los pies de forma ofensiva,
más alla de la montaña del Tibidabo,
más allá de la estatua de Colón
señalando una América imaginaria,
más allá del rompeolas donde amantes ocasionales
intercambian emociones desesperadas…
Barcelona crepuscular estallando en la retina,
Ciudad cosmopolita entregada a la fiereza de la comunicación humana,
Ruido ambiental en las calles vertebrales y silencio profundo
En plazas interiores de los barrios marginales,
Donde pintores y creadores ofrecen su arte a cambio de aplauso,
Sonrisas, y, con un poco de suerte, algunas monedas
con las que poder seguir un día más en la cascada de la existencia,
mezclándose con estatuas humanas que desafían al viandante con la mirada,
más viva que la suya propia,
más allá de los puestos de flores
y de los mercados de la vida,
más allá de la odisea infinita del descubrimiento del viajero
de lugares no descritos en ninguna guía,
más allá del trance hipnótico que supone bajar por Tallers
hasta las Ramblas,
ese recorrido uterino que acaba transportándote a mundos paralelos,
más allá de la estela nebulosa de los sueños,
donde una Barcelona crepuscular acaba estallando en la retina
de un pintor callejero que da un baño de color a paredes muertas,
y donde la sabiduría sigue esperando adormecida
En el poso de los vasos de vino
De los alcohólicos de largo recorrido.
(Gracias infinitas a Nazario y a Prince)